Descripción y entorno
El Instituto de la Grasa del CSIC se construirá en un solar en la zona norte del Campus de la Universidad Pablo de Olavide de Sevilla. La parcela tiene una superficie rectangular de 10.834 m², siendo sus medidas 115 metros de largo por unos 90 metros de ancho, ocupando dentro del Campus una zona elevada respecto del conjunto de los terrenos. La fachada principal del edifico se propone como un cerramiento blanco, sobre un gran zócalo de hormigón, con huecos horizontales en todas sus fachadas, protegidos en fachadas sur y oeste por una fachada de lamas de vidrio. La planta baja, retranqueada del plano superior, es tratada como un paramento más rotundo, que rodea ambos edificios unificando su imagen final. En fachada principal, hacia el oeste, se abre un gran vano orientado hacia el resto del campus, en el que se encuentra la entrada principal , para manifestar la voluntad del proyecto de abrir el proceso investigador a la comunidad universitaria y a la sociedad en general. El acceso principal se produce mediante un nuevo retranqueo en la fachada, creando un espacio permeable y transparente, permitiendo una conexión visual entre la calle y la plaza interior, y la comprensión espacial de de los edificios que constituyen el programa. La entrada al Instituto define con claridad un eje norte-sur, que se quiebra en el interior del jardín-museo, que sirve de relación interior de los distintos componentes del programa edificatorio. Una plaza interior, rectangular, con el eje mayor paralelo a las fachadas norte y sur, separa el edificio de investigación propiamente dicho, de la planta piloto. Representa el espacio principal del edificio, verdadera columna vertebral de su funcionamiento, espacio fluido y continuo, permite la circulación de personas y materiales a través de un jardín de acebuches, que se propone como jardín-museo del Instituto de la Grasa. A esta plaza principal se acopla, en paralelo, un patio–jardín más estrecho que permite una vegetación de menor porte y que organiza en torno a él mismo, las distintas dependencias que constituyen el edificio de investigación. El diseño propuesto está inspirado en la arquitectura tradicional del campo andaluz, los patios-corrales configuran el funcionamiento de los edificios, con unos resultados de racionalidad de uso y de sostenibilidad ambiental. La propuesta arquitectónica pretende ofrecer unas condiciones de trabajo óptimas dentro de un edificio singular, que constituya un fragmento de la naturaleza como espacio vital y en equilibrio medioambiental. Las zonas de borde, serán plantadas de árboles de gran porte, que darán continuidad paisajística al arbolado existente en el resto del Campus, y penetrarán, a través de los patios, en el interior del edificio. Los árboles, que irán creciendo a lo largo de los años, organizarán el horizonte vegetal al mismo nivel del que surge el Edificio. La utilización combinada del hormigón blanco en fachadas y del vidrio pone de manifiesto unos grandes huecos que admiten la transparencia entre los espacios de investigación y los patios interiores. Esta combinación de materiales permite el control solar, garantizando un clima interior muy adecuado para los usuarios. El Jardín-museo de la Grasa, hace de elemento de protección del edificio, conformando un lugar de acogida, de comunicación y de encuentro. Con esta propuesta los edificios que integran el programa están separados físicamente, pero los usuarios se comunican a través de pasillos cubiertos. El edificio contempla dos volúmenes totalmente diferenciados, uno de una sola altura, será el que albergue la planta piloto, mientras que el otro, de planta baja más tres alturas, será el edificio de investigación. El edificio destinado a planta piloto se ubica al norte de la parcela, de espaldas al Campus universitario, mientras que el edificio principal se ubica al sur, relacionándose con los edificios de la Universidad. El proyecto pretende que ambos edificios formen un único conjunto, a pesar de ser volúmenes diferentes con usos totalmente separados. El concepto espacial del proyecto queda definido por un muro de hormigón que recorre el perímetro exterior de la parcela, funcionando como zócalo inferior del edificio principal y transformándose en muro de cerramiento de la nave piloto, unificando ambos volúmenes en una sola unidad. Este muro tiene una gran fisura en su parte sur, que se transforma en la entrada principal del edificio. La entrada da lugar al vestíbulo principal, que sirve a su vez de espacio previo para el salón de actos y la biblioteca, dos grandes volúmenes que configuran la parte noble del edificio. |